los días de mi vida generalmente no tienen nada extraño, generalmentes son "normales",o sea no tienen nada que los saque de lo normal, dicho de otra forma, no tienen nada que los haga buenos o malos.
de hecho mis días siempre fueron bastante rutinarios, siempre fueron iguales, vivía siempre el mismo día una y otra vez.
todas las mañanas me levantaba y me tomaba un café, pero esa mañana decidí tomarme un té, ya que aunque no lo admitiera, deseaba un cambio en mi vida.
pero luego de terminar el té recordé que lo odiaba desde la infancia.
salí de mal humor esa mañana, pero no me molestaba estar de mal humor, ya que el hecho de estar de mal humor significaba hacer algo diferente.
llegé tarde a la oficina, no alcansé a sentarme cuando llegó mi jefe, me miró con desprecio y me llamó a mi oficina:
-¡esta es la última vez que llegas atrasado!me gritó.
-le asguro señor que será la última vez.
-lo se, lo se; ¡estás despedido!
salí del edificio con peor humor que antes; pero me sentía bien.
caminé por la ciudad, no tenía nada que hacer, así que desidí entrar a un café muy pintoresco de una esquina, allí vi a mi novia, desidí sentarme con ella para preguntarle por qué no estaba en el trabajo, en eso ella se besó con un sujeto que creí desconocido, me aserqué furioso, tomé al tipo por el cuello de la camisa...¡por dios! era mi hermano...
salí del lugar furioso, pero feliz, sintiendome engañado por mi propio hermano, pero feliz...
en eso pasó un tipo corriendo por mi lado, me arrebató el maletín y desapereció; intenté atraparlo, pero fue inutil...
me sentí furioso, con ganas de golpear, de gritar, de llorar...pero por sobre todo, sentí felicidad.
llegé de vuelta a mi departamento, me recosté sobre el sofá y me quedé dormido casi al instante, con una sonrisa y un pensamiento dandome vueltas en la cabeza:"que mal día he tenido hoy, pero qué es peor,¿un día malo o la rutina?".
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